No es lícito que se instrumentalice la oración, quitándole valor e importancia, con fines no santos, puesto que la oración es una acto que nace con motivo del amor hacia Dios, (le amamos porque Él nos amó primero). Por tanto no obedece a preciones de ningún tipo.
Las "cadenas de oración a través de redes" son censurables porque:
*Garantizan desgracia a quien no las haga, o las interrumpa temporal o no las reenvíe. Y sustentan esta amenaza citando, obviamente, falsos ejemplos o testimonios. Quien advierte estas cosas, en nombre de Dios, peca gravemente. Nadie puede ponerse a amenazar en nombre de Dios.
*Obligan a sus contactos a hacer mal uso de la oración, desvirtuándola o banalizándola. Este es el verdadero objetivo de este tipo de cadenas de oración. Y este objetivo se logra con el supuesto gancho del beneficio personal si se participa; en este sentido las cadenas de oración son superstición.
*Vincular desgracia, condena o premio a una cadena de oración no va de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia; además el premio y la condena no están en la participación o no en dichas cadenas.
*Estas cadenas de oración en las redes son una superstición más; debido a que se le atribuye a la simple materialidad de dichas oraciones una eficacia que no tienen. Toda superstición es un serio problema al poner la confianza en prácticas equivocadas, siendo de consecuencia una ofensa a Dios en cuanto se desconfía de Él. La superstición va contra el primer mandamiento de la ley de Dios y es señal clara de que la verdadera fe es inexistente; donde decae la fe en Dios crece la superstición.
Un error más de estas cadenas de oración es la difusión de oraciones e imágenes que contienen errores teológicos. Esto es serio y los usuarios en las redes que no posean una fe muy sólida y bien fundamentada pueden caer en un error o ahondar en otro, en detrimento de una sana oración y de una correcta comunión con Dios.
Al orar
1. Tengamos Fe
El apóstol Pablo escribió: “Sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”. Sin embargo, para tener fe verdadera no basta con saber que Dios existe y que escucha y responde las oraciones. La fe se demuestra con acciones. En nuestro modo de vida debe notarse claramente que tenemos fe.
2. Con acto de humildad y sinceridad
¿Y no es verdad que tenemos muchas razones para ser humildes al hablar con Dios? Cuando la gente tiene la oportunidad de conversar con un rey o un presidente, suele hacerlo con respeto, pues reconoce la elevada posición que ocupa esa persona. Sin duda, Dios merece que nos dirijamos a él con mucho más respeto. Al fin y al cabo, es el “Dios Todopoderoso”. Dicha humildad también nos impulsará a orarle con toda sinceridad y a no hacerlo mecánicamente ni repetir siempre lo mismo.
3. Actuar de acuerdo con nuestras oraciones
Por ejemplo, si le pedimos a Dios “nuestro pan para este día”, debemos trabajar duro en cualquier empleo que hallemos, siempre y cuando podamos realizarlo. Igualmente, si le rogamos que nos ayude a vencer una debilidad, tenemos que evitar situaciones que pudieran someternos a una tentación. Pero además de conocer estas condiciones básicas para orar a Dios, necesitamos saber la respuesta a algunas preguntas sobre la oración.
la oración simplemente es para ponernos en las manos de Dios, para poner en su corazón amoroso nuestra vida y nuestros destinos, “como un niño en brazos de su madre” .
Difundamos el amor de Dios sin condicionamientos como Jesús nos enseñó. La auténtica oración es una solicitud a la omnipotencia de Dios hecha con confianza, pero también con el más absoluto respeto a su voluntad. Por tanto hay que decir: “No a estas cadenas de oración”. Y que nadie se sienta mal o culpable o en pecado si ignora dichas cadenas. Sigamos mejor en una vida en obediencia a los mandamientos, en fe, oración y en el amor a Dios y al prójimo. (RIIAL).
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Publica: Coordinación de Prensa y Comunicaciones Canal Cristovisión