En el documento que fue aprobado por la Asamblea Sinodal y próximos a la conclusión de los trabajos de esta fase en la Santa Sede, agradecen a Dios por la hermosa y rica experiencia que han vivido.
Justamente, en la carta han descrito este acontecimiento como una experiencia sin precedentes, ya que por primera vez, por invitación del Papa Francisco, hombres y mujeres han hecho parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea.
Allí , han escuchado intensamente la Palabra de Dios y la experiencia de los demás, y utilizando el método de la conversación en el Espíritu, han compartido las riquezas y las pobrezas de las comunidades en todos los continentes, tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy. Así, han experimentado también la importancia de favorecer intercambios recíprocos entre la tradición latina y las tradiciones del Oriente cristiano.
Por otra parte, en la carta detallan que la asamblea se ha desarrollado en el contexto de un mundo en crisis, por lo que han rezado por las víctimas de la violencia, sin olvidar a todos a los que la miseria y la corrupción los han arrojado a los peligrosos caminos de la emigración.
Al abordar qué esperar en los meses que los separan de la segunda sesión, en octubre de 2024, se destaca que para progresar en el discernimiento, la Iglesia necesita absolutamente escuchar a todos, sobre todo, a aquellos que han sido víctimas de abusos cometidos por miembros del cuerpo eclesial y debe existir un compromiso para que esto no vuelva a suceder.
Asimismo, resaltan que la Iglesia también necesita escuchar a los laicos, a las familias, a las mujeres y a los hombres, todos llamados a la santidad en virtud de su vocación bautismal.