“¿Qué haría Cristo en mi lugar?”, el Papa Francisco ha confiado a los jóvenes chilenos la contraseña para conectarse a la red. “Los que puedan, anótenlo en su teléfono –les ha animado– Repítanla, pero ¡úsenla!”.
A continuación el texto completo de las palabras del Santo Padre:
Yo también Ariel estoy gozoso de estar con ustedes. Gracias por tus palabras de bienvenida en nombre de todos los aquí presentes. Simplemente estoy agradecido en compartir este tiempo como ustedes, que según leí ahí se bajaron del sofá y se pusieron los zapatos. Gracias. Considero, para mí, importante poder encontrarnos y caminar juntos un rato, ¡Que nos ayudemos a mirar hacia delante! y creo también para ustedes es importante. Gracias.
Y me alegra que este encuentro se realice aquí en Maipú. En esta tierra donde con un abrazo de fraternidad se fundó la historia de Chile; en este Santuario que se levanta en el cruce de los caminos del Norte y del Sur, que une la nieve y el océano, y hace que el cielo y la tierra tengan un hogar. Hogar para Chile, hogar para ustedes queridos jóvenes, donde la Virgen del Carmen los espera, los recibe con el corazón abierto.
Y así como acompañó el nacimiento de esta Nación y acompañó a tantos chilenos a lo largo de estos doscientos años, quiere seguir acompañando los sueños que Dios pone en vuestro corazón: sueños de libertad, sueños de alegría, sueños de un futuro mejor.
Esas ganas, como decías vos Ariel, de ‘ser protagonistas del cambio’. Ser protagonistas. La Virgen del Carmen los acompaña para que sean los protagonistas del Chile que sus corazones sueñan. Y yo sé que el corazón de los jóvenes chilenos sueña, y sueña a lo grande, no solo cuando están un poco ‘curaditos’, no. Siempre sueñan a lo grande, porque de estas tierras han nacido experiencias que se fueron expandiendo y multiplicando a lo largo de diversos países de nuestro continente.
¿Y quiénes las impulsaron? Jóvenes como ustedes que se animaron a vivir la aventura de la fe. Porque la fe provoca en los jóvenes sentimientos de aventura que invita a transitar por paisajes increíbles, paisajes nada fáciles, nada tranquilos… pero a ustedes les gustan las aventuras y los desafíos, excepto los que no se llegaron a bajar del sofá, bájenlos rápido.. Ustedes que son especialistas, bájenlos rápido y les ponen los zapatos. Es más, se aburren cuando no tienen desafíos que los estimulen.
Y esto se ve por ejemplo, cada vez que sucede una catástrofe natural: tienen una capacidad enorme para movilizarse, que habla de la generosidad de los corazones. Gracias, y que siempre salen por esta referencia a la patria, porque el camino hacia adelante, los sueños que tienen que ser concretados, el mirar siempre hacia el horizonte, se tiene que hacer con los pies en la tierra, y se empieza con los pies en la tierra de la patria.
Y si ustedes no aman a su patria yo no les creo que lleguen a amar a Jesús y que lleguen a amar a Dios. El Amor a la patria es un amor a la Madre. La llamamos madre patria porque aquí nacimos pero ella misma, como toda madre, nos enseña a caminar y se nos entrega para que las hagamos sobrevivir a otras generaciones.
Por eso quise empezar con esta referencia de la Madre y de la madre patria.
Si no son patriotas, no patrioteros, patriotas no podrán ser nada en la vida, chicas y chicos, quieran a su Chile, den lo mejor que puedan por su Chile.
En mi trabajo como obispo pude descubrir que hay muchas, pero muchas, buenas ideas en los corazones y en las mentes de los jóvenes. Y eso es verdad ustedes son inquietos, buscadores, idealistas. ¿Saben quién tiene problemas? El problema lo tenemos los grandes que cuando escuchamos estos ideales, estas inquietudes de los jóvenes, con cara de sabiondos, decimos: ‘piensa así porque es joven, ya va a madurar’, o peor, ‘ya se va a corromper’. Y eso es verdad, detrás del ‘ya va madurar’ contra las ilusiones y los sueños, se esconde el tácito, ‘ya se va a corromper’. ¡Cuidado con eso!
Madurar es crecer y hacer crecer los sueños y hacer crecer las ilusiones, no bajar la guardia y dejarse comprar por dos chirolas. Eso no es madurar. Así que cuando los grandes pensamos eso, no les hagan caso.
Los jóvenes del Evangelio que escuchamos hoy querían esa ‘señal’ buscaban esa señal que los ayudara a mantener vivo el fuego en sus corazones. Esos jóvenes que estaban con Juan Bautista querían saber cómo cargar la batería del corazón. Andrés y el otro discípulo —que no dice el nombre, y podemos pensar que ese otro discípulo puede sar cada uno de nosotros— buscaban la contraseña para conectarse con Aquel que es ‘Camino, Verdad y Vida’ (Jn 14,6). A ellos los guió Juan el Bautista.
Y creo que ustedes tienen un gran santo que les puede hacer de guía, un santo que iba cantando con su vida: ‘contento, Señor, contento’. Hurtado tenía una regla de oro, una regla para encender su corazón con ese fuego capaz de mantener viva la alegría. Porque Jesús es ese fuego capaz de mantener viva la alegría.
Y la contraseña de Hurtado para reconectar para mantener la señal es muy simple, seguro que ninguno de ustedes trajo un teléfono, no? —si se animan me gustaría que la apunten en sus teléfonos— Yo se las dicto. Hurtado se pregunta: ‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?’ Los que puedan, anótenlo. ¿Qué haría Cristo en mi lugar? En la escuela, en la universidad, en la calle, en casa, entre amigos, en el trabajo; frente al que le hacen bullying: ‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?’.
Cuando salen a bailar, cuando están haciendo deportes o van al estadio: ‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?’. Esa es la contraseña, la batería para encender nuestro corazón, encender la fe y encender la chispa en los ojos. Que no se les vaya. Eso es ser protagonistas de la historia. Ojos chispeantes porque descubrimos que Jesús es fuente de vida y alegría.
Protagonistas de la historia, porque queremos contagiar esa chispa en tantos corazones apagados, opacos que se olvidaron de lo que es esperar; en tantos que son ‘fomes’ y esperan que alguien los invite y los desafíe con algo que valga la pena.
Ser protagonistas es hacer lo que hizo Jesús. Allí donde estés, con quien te encuentres y a la hora en que te encuentres: ‘¿Qué haría Jesús en mi lugar?’.
¿Cargaron la contraseña? Y la única manera de no olvidarse de la contraseña es usarla, sino nos va a pasar, claro esto es de mi época, no la de ustedes, pero seguro saben algo, esa de los tres chiflados en un film, que arman un asalto, una caja fuerte, con todo pensando, y cuando llegan, se olvidaron de la contraseña y se olvidaron de la clave.
Si no usan la contraseña se van a olvidar. Cárguenla en el corazón. Repítanla y úsenla ‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?’
La usarán todos los días, y llegará el momento en el que se la van a saber de memoria, y llegará el día en que, sin darse cuenta, el corazón de cada uno de ustedes latirá como el de Jesús.
No basta con escuchar alguna enseñanza religiosa o aprender una doctrina; lo que queremos es vivir como Jesús vivió. ¿Qué haría Cristo en mi lugar? traducir Jesús a mi vida, por eso los jóvenes del Evangelio le preguntan: ‘Señor, ¿dónde vives?’;lo escuchamos recién] ¿cómo vives?
Queremos vivir como Jesús, Él sí que hace vibrar el corazón. Hace vibrar el corazón y te pone en el camino del riesgo, arriesgarse, correr riesgos. Queridos amigos, sean valientes, salgan ‘al tiro’ al encuentro de sus amigos, de aquellos que no conocen o que están en un momento de dificultad. y vayan con la única promesa que tenemos: en medio del desierto, del camino, de la aventura, siempre habrá ‘conexión’, existirá un ‘cargador’. No estaremos solos. Siempre gozaremos de la compañía de Jesús, y de su Madre y de una comunidad. Ciertamente una comunidad que no es perfecta, pero eso no significa que no tenga mucho para amar y para dar a los demás.
¿Cómo era la contraseña?, ¿Qué haría Jesús en mi lugar? Está bien todavía la conservan. Queridos amigos, queridos jóvenes: ‘Sean ustedes los jóvenes, se los pido por favor, sean ustedes los samaritanos que nunca abandonan a nadie tirado en el camino. En el corazón, otra pregunta ¿Alguna vez abandoné a alguien tirado en el camino? Un pariente, un amigo, amiga, sean samaritanos nunca abandonen a alguien tirado en el camino.
Sean ustedes los jóvenes cirineos que ayudan a Cristo a llevar su cruz y se comprometen con el sufrimiento de sus hermanos. Sean como Zaqueo, que transformó su enanismo espiritual en grandeza y dejó que Jesús transformara su corazón materialista en un corazón solidario.
Sean como la joven Magdalena, apasionada en busca del amor, que solo en Jesús encuentra las respuestas que necesita. Tengan el corazón de Pedro, para abandonar las redes junto al lago. Tengan el cariño de Juan, para reposar en Jesús todos sus afectos. Tengan la disponibilidad de Nuestra Madre, la primera discípula para cantar con gozo y hacer su voluntad.
Queridos amigos, me gustaría quedarme más tiempo. Los que tienen teléfono agárrenlo en la mano. Es un signo para no olvidarse de la contraseña. ¿Cuál era la contraseña? Así se reconectan y no quedan fuera de banda, me gustaría quedarme más tiempo.
Gracias por el encuentro, gracias por la alegría de ustedes. Gracias, muchas gracias y les pido por favor que no se olviden de rezar por mí. Gracias.
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Publica: Coordinación de Prensa y Comunicaciones Canal Cristovisión
Fuente: ACI Prensa