Jorge Mario Bergoglio, conocido mundialmente como el Papa Francisco, nació el
17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina. Hijo de inmigrantes italianos,
fue el mayor de cinco hermanos en una familia trabajadora y desde joven, dejó ver
una vocación por el servicio a los demás.
Durante su juventud, estudió en la escuela secundaria técnica, donde se graduó
como técnico químico. Sin embargo, a los 21 años, sintió un fuerte llamado hacia la
vida religiosa e ingresó al seminario jesuita en 1958.
Como miembro de la Compañía de Jesús, completó su formación en filosofía y
teología, destacándose por su compromiso con la educación y el trabajo pastoral.
Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969.
Ya ordenado presbítero y posteriormente como Obispo, Bergoglio se caracterizó
por su humildad y cercanía con los más necesitados. Optaba por el transporte
público, visitaba barrios pobres y trabajaba activamente en causas sociales.
En 1992, fue nombrado Obispo Auxiliar de Buenos Aires y en 1998, asumió como
Arzobispo de la ciudad. Allí, se consolidó como un líder espiritual comprometido
con las comunidades marginadas y la lucha contra las desigualdades.
Luego, en el Consistorio del 21 de febrero de 2001, San Juan Pablo II lo creó
Cardenal. Más adelante, el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia del Papa
Benedicto XVI, Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa.
Así pues, adoptó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, símbolo
de pobreza, humildad y amor por la naturaleza. Con este gesto, marcó desde el
inicio el tono de su pontificado: una Iglesia más cercana, austera y preocupada por
los desfavorecidos.
Desde entonces, el Papa ha promovido iniciativas centradas en la inclusión, el
diálogo interreligioso y la protección del medioambiente. También ha abogado por
los migrantes, la justicia social y la reforma interna de la Iglesia.
Hasta el día de hoy, el Santo Padre Francisco continúa siendo un referente mundial
de sencillez, esperanza y amor al prójimo.