Todos amamos a Dios desde muy pequeños. Le rezamos, le pedimos y le agradecemos por cada cosa que nos sucede. A algunos el amor hacia Él los inspira a convertirse en uno de sus representantes en la tierra, es decir, en sacerdotes. Si te interesa, debes conocer estas reglas básicas:
Unas son más sencillas de cumplir que otras, sin embargo, siempre debes tener convicción. El sacerdocio es un camino largo pero, eso sí, un camino hermoso. Servir a Dios es querer aportar un granito de arena para mejorar el mundo, ¡Lleva a Dios en tu corazón siempre, él no te dejará dudar ni un segundo!
Fuente: Daniel Jaimes.
Publica: Coordinación de Prensa y Comunicaciones Canal Cristovisión.