Celebramos en este día la Solemnidad de todos los santos, de los hombres y mujeres que han sido elevados a la dignidad de los altares. Pero: ¿Quiénes son los santos?, ¿Qué significado tiene para el cristiano la piedad que se manifiesta en la veneración de algunos santos? ¿Qué significa ser santo Hoy?
Acudamos a la Palabra de Dios que escuchamos en este día e intentemos responder a estos interrogantes tan comunes y tan actuales. Digamos en primer lugar y ante todo, que Dios quiere que todos seamos santos, no para que nos pongan en un pedestal de manera épica y nos recuerden nuestras hazañas; sino porque quiere que cada uno de nosotros al descubrir su vocación, pueda concretar este llamado en una misión concreta que sea cual fuere, no es otra cosa que la oportunidad para servir con amor y caridad siguiendo el ejemplo de Jesucristo quien ha querido hacernos parte de su historia de amor y salvación. Gracias al don precioso del bautismo hacemos parte, por pura gracia y amor del Señor, del pueblo que quiere y desea estar en las manos del Padre bueno de quien ha recibido todo: :“A nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero se debe la salvación” (Ap 7,10).Los santos entonces son hombres y mujeres que han descubierto en su vida una forma particular de ser cada vez más como Jesucristo, cumpliendo como él la voluntad del Padre, llegando inclusive, como lo hemos dicho, a entregar la vida por amor al reino y al cumplimiento de su misión.
Lo que importa observar es que éstos hombres y mujeres, se han convertido para los creyentes en modelo del seguimiento de Cristo; motivo por el cual se les rinde especial tributo. No es extraño para nosotros, los que asistimos y frecuentamos los templos católicos, encontrarnos con imágenes de la Virgen, san José y de algunos Santos a los que se recuerda y se venera con especial devoción. Algunas de estas imágenes son llamativas por la delicadeza de su rostro, por el color y forma de sus vestidos, por algunos objetos que portan en las manos e inclusive por algunas inscripciones que se colocan a sus pies. Muchas de éstas imágenes han sido fabricadas por artistas reconocidos y encierran una belleza sin igual en su manufactura y expresión; otras, un poco más artesanales, son tan queridas por los devotos que se convierten en objeto de expresiones de fe y piedad admirables. Algunos valoran el significado de dichas imágenes por que representan a aquellos que realizaron obras de fe y caridad tan grandes que los llevaron en la mayoría de los casos a dar la vida proclamando el Reino de Dios. Para otros, la presencia de estas imágenes carece de significado y con cierta apatía llegan inclusive a manifestar que no se necesita de los santos y menos de las imágenes porque estas no tienen ningún valor o significado. No está por demás decir que no se trata de un acto de idolatría a las imágenes; más bien, como lo hemos dicho, es un acto de fe y de piedad hacia quienes consideramos dignos de ello por su amor a Cristo y a la Iglesia.
Con esto en mente, bien vale la pena intentar responder a la pregunta: ¿qué significa ser Santo hoy? Digamos en primer lugar que solo Dios es Santo ya que ha mostrado la plenitud de su santidad con palabras, acciones hasta la donación total a la humanidad expresada en la entrega de su hijo Jesucristo; entonces, ¿quiénes son los santos de la actualidad? El texto del Apocalipsis que hemos escuchado hoy nos da la respuesta: “Éstos son los que vienen de la gran tribulación, los que han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero” (Ap 7,14). Los santos son los hombres y mujeres de todos los tiempos que por gracia del Espíritu son capaces de asumir la vida con las alegrías y adversidades que ella trae tal y como Jesucristo lo hizo. Jesús siempre fue fiel y confío en el amor de su Padre y por eso aun en la adversidad supo que su Dios no lo abandonaría porque a pesar de que todo parecía perdido, sabía que el Dios fiel siempre actuaría a su favor.
Seguramente las palabras de Jesucristo pronunciadas en el Evangelio de hoy calaron profundamente en el corazón de los primeros discípulos al darse cuenta que el seguimiento del Señor era prenda de felicidad, pero causa de mucha incomprensión y persecución.
Estas bienaventuranzas en las que Jesús proclama “dichosos” a los que lo toman en serio el llamado que Dios les hace al servicio, a la santidad, se quedaron para siempre en el corazón de tantos hombres y mujeres que respondieron con un sí al Señor a pesar de sus debilidades y limitaciones. Ellos y ellas, al escucharlas y hacerlas vida encontraron una fuerza sobrenatural que les permitió apasionarse por el Reino de los cielos siendo profetas y testigos del amor del Padre en el mundo que les tocó vivir.
Hermanos queridos: nosotros que hacemos parte del pueblo santo de Dios, como cristianos católicos estamos llamados a asumir este estilo de vida sobrenatural confiando en el testimonio que dan los santos. Si acogemos y hacemos vida las palabras de Jesús dejándonos moldear por ellas; podremos entender y hacer vida el mensaje expresado hoy por San Mateo en el Evangelio: “Dichosos seréis cuando os injurien y os persigan y digan contra vosotros toda clase de calumnias por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque será grande vuestra recompensa en los cielos” (Mt 5,11-12)
Padre Ramón